Cuando escribimos, dejamos una parte de nuestras almas en las palabras. Cuando reímos alegramos a otros con nuestras alegrías. Cuando lloramos compartimos el dolor con quienes nos quieren. Cuando vivimos, simplemente crecemos.

domingo, 27 de enero de 2013

Pequeñas piezas de un gran puzzle

A veces no nos damos cuenta, nuestras vidas dan un vuelco de 180º solamente porque una persona nos sonría o porque nos choquemos de repente en medio de la calle. Mi propia vida ha cambiado ya tantas veces solamente por la aparición de alguien en ella, han habido personas que me han enseñado el valor de la amistad, otras me han mostrado el maravilloso mundo de la música no comercial, y así las miles de cosas que han construido poco a poco mi forma de ser.
Pero realmente hubo un año que marcó un antes y un después en mi vida, y más que un año yo diría que un curso: 2010-11 . Fue en ese curso donde las personas que más me han marcado se fueron o llegaron de mi vida. El primero fue ese imbécil cuyo nombre no quiero volver a nombrar, después de casi dos años se fue para no volver nunca a amargarme la existencia. Tras la partida de ese engendro de la naturaleza, aparecieron cuatro chicas que me lo hicieron mucho más sencillo, una era dulce y un poco inocente, la otra una perdida como yo, que aun no sabía muy bien que quería que sucediera en su vida, había la típica chica normal, con novio estable que se escandalizaba con mis mil correrías y por supuesto la más lista de todas, que era muy consciente de sus capacidades pecando a veces de soberbia. Luego llegó un grupo bastante variado, de los cuales hubieron dos chicos  que fueron decisivos para mi; estaba el chico universitario, adicto a las tecnologías, buen consejero, gracioso, muy capaz de ayudar siempre que yo estaba mal; luego estaba el "pequeñín" era el bajito del grupo, el más esotérico de todo, hablar con él era tener una enciclopedia andante al lado, aprender de cada uno de sus conocimientos, y como no su intervención en mi vida siempre me ayudó en los momentos más confusos y complicados. Y luego estaba ella, que la saco de todos los grupos, porque creo que su aportación a mi vida fue la más compleja, tenía el pelo rojo fuego, lo llevaba cortado por encima de los hombros, y un pircing en el labio que siempre me llamó la atención, ella me enseñó que no importa lo diferentes que sean las personas, sus pensamientos, sus creencias, si de verdad hay algo que las una esas personas siempre se van a encontrar, ella fue el mejor apoyo en los momentos más difíciles  nunca me faltó su abrazo cuando estaba mal, sus risas cuando necesitaba sonreír  no falló ni un día en mis fugadas a coger el sol, y aunque por x causas nos tuviéramos que alejar, yo se que siempre la tendré ahí. 
En ese mismo curso también hubieron personas de otras partes que me aportaron tantas, tantas cosas. Apareció ese argentino que usaba las palabras de tal forma que nunca sabias si su intención era manipularte o simplemente quedarse contigo, él me dio el poder de ser la persona más importante para alguien, su compañera, su mejor amiga, me enseñó que no todo es lo que parece, que las cosas hay que pensarlas bien antes de hacerlas, y de nunca fiarme de quien me dice te quiero al segundo día de conocerme.

Realmente son solo algunos de los ejemplos de las personas que me han hecho ser quien soy, pero son los ejemplos de el periodo más importante y decisivo de mi vida.Creo francamente que si no hubiera vivido todo lo que viví con ellos, ahora mismo no estaría donde estoy. 

Son las pequeñas piezas de un gran puzzle aún sin acabar. 

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