Cuando escribimos, dejamos una parte de nuestras almas en las palabras. Cuando reímos alegramos a otros con nuestras alegrías. Cuando lloramos compartimos el dolor con quienes nos quieren. Cuando vivimos, simplemente crecemos.

martes, 9 de septiembre de 2014

Amando como locos.

Apareció como aparecen las cosas más esperadas, por sorpresa. Ella no se había dado cuenta de sus miradas, no había visto como la perseguía desde lejos con los ojos. Él tenía cada vez mayor curiosidad, ¿qué le ibamos a hacer? ella lo había enganchado sin quererlo.
Y, de pronto, una sonrisa llamó la atención de ella; entre la multitud lo vió a lo lejos, y de golpe el ruido desapareció, la gente ya no existía, sólo estaba él, con su mirada de agua clavada en ella y con esa sonrisa que parecía de pronto un nuevo sol. Se acercó y le echó valor, un valor que nunca había conocido hasta ahora.
Ella que nunca había sido de hacer grandes locuras, que tenia los muros más altos que nunca a su alrededor, se dejo llevar. Él no se reconocía, lo decía en todo momento, él por primera vez estuvo dispuesto a arriesgarlo todo por una corazonada.
Juntos no existían las palabras, podían pasarse horas entre besos y miradas. Y se amaron como dos locos prometiendo el infinito, pero ambos en el fondo sabían que su historia de amor tenía la fugacidad de un fin de semana.