Cuando escribimos, dejamos una parte de nuestras almas en las palabras. Cuando reímos alegramos a otros con nuestras alegrías. Cuando lloramos compartimos el dolor con quienes nos quieren. Cuando vivimos, simplemente crecemos.

viernes, 17 de febrero de 2012

...

Recordar por un instante el olor de tu piel y sentir su tacto bajo mis manos, y gracias a eso cerrar los ojos e imaginarte aquí tirada en la cama conmigo. Poder llegar a notar como me acaricias la cadera, de esa forma tan suave en la que lo haces siempre, que estás apoyada en mi hombro leyendo lo que voy escribiendo en el blog, que tu respiración en mi oreja me hace estremecer...
Paro ya, porque imaginarte aquí sólo consigue ponerme de mal humor, triste, apática... Y un día como hoy eso se traduce en ponerme a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario