Cuando escribimos, dejamos una parte de nuestras almas en las palabras. Cuando reímos alegramos a otros con nuestras alegrías. Cuando lloramos compartimos el dolor con quienes nos quieren. Cuando vivimos, simplemente crecemos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Encuentro Fortuito 2

No me apetecía en absoluto seguir con esa conversación que manteníamos, no me interesaba en absoluto su piel morena, y mucho menos el brillo de sus ojos. Pero había algo en su voz, algo que me atrapaba y no me dejaba despedirme de ella ni cortarla mientras hablaba. Insistió en acompañarme todo el camino y yo con tal de no alejarme de esa voz suya la dejé. Durante los cinco escasos minutos que duraba el camino hasta mi destino me habló de ella. Se llamaba Helena y tenía 17 años, pero en una semana cumpliría los 18, lo estaba deseando para poder irse de viaje a recorrer Europa de mochilera. Estudiaba segundo de bachillerato pero no quería entrar en la universidad, porque su sueño era ser una aventurera, una buscavidas. La verdad, de esa niña morena de ojos brillantes yo podía esperarme cualquier cosa menos una aventurera, tenía más pinta de llegar a ser la mujer florero de algún tio de pasta. Pero si la chica quería ser aventurera, ¿quién era yo para decirle que no iba a conseguirlo?
 Pero lo más sorprendente fue que al llegar, y yo pararla, me pregunto mi nombre, me dijo que quería que nos viéramos por la tarde, que me invitaría a un helado o algo así para seguir conociéndonos. La miré con una cara algo extraña supongo, porque en seguida añadió que si no quería no pasaba nada, que era sólo que le había caído bien.  Hice rápidamente un repaso mental a las pocas cosas que dije durante la conversación, y no encontraba una sola que justificara esa invitación. Pero, aún así la acepte y quedamos en vernos en el mismo lugar dónde nos separamos, pero eso sería por la tarde dentro de unas cuantas y largas horas.

¿Por qué acepté esa invitación? Pues la verdad, ahora con años en medio, con la distancia y la objetividad que nos da el tiempo, sólo puedo deciros que acepte porque su voz era para mi como un maravilloso canto de sirena que me invitaba a seguirla a cualquier lado.

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